Opinión

En la buena dirección

Vida de penuria

05/09/2012

La vuelta del verano casi nunca sienta bien a nadie, y menos despúes de los días tórridos que hemos pasado en agosto, no sólo por la climatología sino también por la situación que nos afecta a todos.

No hay nadie que no se sienta concernido por la actual penuria económica, el problema es el de siempre: lo pasan mucho peor quienes tienen más dificultades, aquellas personas que necesitan más ayuda o por lo menos, más consideración.

Las medidas en materia sanitaria, de prestaciones, de copago, sumadas a las generales de subidas del IVA, del IRPF, de la luz, de la vida en general, convierten  esta vuelta a clase en algo casi insoportable.

Hace falta una refundación de este Estado que tenemos. No vale poner parches, tomar medidas constantemente, es más necesaria que nunca una reestructuración, con sentido, de los organismos públicos, de las ayudas o subvenciones, de las decisiones gubernamentales.

Y no valen las medias unilaterales de unos gobiernos, todas las entidades con responsabilidad pública deben iniciar un camino común con un único objetivo: ayudar a quienes más lo necesitan. Y en este terreno, la discapacidad requiere un tratamiento diferenciador por su especificidad, por su necesidad y por su valor.

Representa al diez por ciento de la población y como tal debe entenderse. Y si se suman sus familias y su entorno, estamos hablando del grupo más numeroso y por tanto, con mayor representatividad en una sociedad  cada vez más desestruturada, más egoísta que sólo piensa en lo más cercano, en salvarse quien pueda.

Esto es lo peor que nos puede pasar. En el siglo XXI no podemos retroceder lo que ha costado tanto conquistar, no se puede fomentar una democracia desigual y más dura con los más débiles. En esto, tanto los gobiernos como la sociedad civil deben tener en cuenta a las personas con discapacidad, a la parte más humana de este país.

Al igual que el lector puede ser considerado como un personaje principal de una novela, casi en igualdad de condiciones que el autor por su repercusión y su trascendencia, la discapacidad es la parte determinante de cualquier sociedad, certifica su desarrollo y su participación demuestra el grado de madurez de cualquier Estado. Los gobernantes que cada día escriben nuestro destino tienen este reto.

Y como dice el presidente de la Alianza Internacional de la Discapacidad (IDA), Yannis Vardakastanis, las personas con discapacidad, ante la actual situación de crisis y recortes, “no sólo tienen razón económica para preocuparse, sino que tienen una razón para organizarse y luchar contra esta situación. Podremos ser olvidados, pero no tiraremos la toalla”.

José Manuel González Huesa, director de “cermi.es semanal” y director general de Servimedia